El Castillo de Santa Cruz forma parte de las fortalezas y sistemas defensivos que se construyeron en el tramo final del río Miño durante la Guerra de Independencia en el s. XVII entre España y Portugal. La fortaleza, conocida popularmente como Castillo, se construyó en torno a 1664 y para acelerar su construcción se utilizó piedra de la muralla medieval que rodeaba la villa. La planta es de polígono irregular, con cuatro baluartes que sobresalen de la muralla. En los baluartes se localizan las garitas bien labradas en piedra.
En el patio de armas había capilla, casa para el gobernador, cuartel para las tropas, cortes, almacenes, polvorín, carnicería, etc; instalaciones detalladas en los planos de la época y que se conservan aunque no permanezcan restos de las mismas.